El dia hoy El Comercio publica dos comentarios en su pagina editorial sobre estas elecciones, el primer articulo nos reflexiona sobre como votar este 19 de Noviembre en Lima y el segundo sobre las elecciones en las regiones y demas provincias en la cual como todos sabemos los grandes perdedores seran los partidos politicos por su incapacidad de eligir a los verdaderos lideres de cada región o provincia y asi el Apra no pasaran de 5 regiones, PNP quizas 1, UPP 1, Si Cumple quizas 1 UN cero es decir, esos nuestros partidos politicos.
Mi voto por Lima
Fernando Vivas, Periodista
Mal la queremos si dejamos que esto pase: Castañeda parece el Gulliver cansado al que laboriosos liliputienses --pitufos de antaño-- colocan ridículas amarras. Tan desproporcionada campaña entre la inercia del favorito y la grita inútil de los rivales habla mal de los limeños.
Es que se nos está pasando el futuro de Lima por las narices. Ni siquiera lo debatimos en regla y con ráting. Entre la onda patriotera y las preocupaciones laborales y domésticas, entre lo macro y lo micro, se nos ha escurrido una dimensión fundamental de nuestra vida: la ciudad que habitamos. Miopía urbano-existencial que puede depararnos, unos pasos más adelante, algunos porrazos de cuidado.
¿Acaso, para insistir en mi tesis a riesgo de ser cargoso, lanzamos vivas a Lima como las lanzamos al Perú? ¿Acaso le profesamos un culto, acaso la festejamos como Dios manda? Los candidatos también dan muestras de este desdén: ninguno posa de limeñista . ¿Habrán leído a Palma, a Porras, a José Gálvez o siquiera hojeado el reciente "Polis, visiones y versiones de Lima a inicios del siglo 21"? Varios me hacen dudarlo. Lo que sí hacen es paporretear indicadores de inseguridad urbana, de exceso de líneas de transporte, de taxis informales, de déficit de vivienda. Prefieren legitimarse disertando sobre los problemas de Lima, antes que mostrando fe en sus posibilidades. Será que no la quieren como no la queremos nosotros al no presionarlos para que aclaren sus propuestas.
No se destacan, tratándose de Lima, índices de crecimiento, 'shocks' de inversiones, exportaciones, valores agregados, incremento de turistas. Sin embargo, somos centralistas y excluyentes. Ironía nacionalista.
Pero todo está creciendo en Lima, sin plan y sin debate. Se construye a tontas y locas, sin pensar en áreas verdes, agua, desagüe, explosión demográfica. Se fundan empresas y se da empleo, sin pensar en condiciones de trabajo, en distancias respecto al centro laboral, en zonificaciones rígidas. Se abren avenidas y 'by pass' sin calcular cuántos vehículos de transporte masivo debieran reemplazar a combis y coasters. Se enrejan calles, se municipaliza la inseguridad, se reelige la desinformación, se critican las obras ornamentales porque sí, se postergan las grandes decisiones, se olvidan las tradiciones.
No se celebra el folclore y no se alienta la fusión creativa, y vaya que entre nuestros ocho millones hay mucho que descubrir y promover. Al menos Alberto Andrade auspició una bienal y lució el criollismo en la panza y en la garganta, ¡toma!, ¡dale!, ¡ayayay!, pero los de ahora ni eso. Un sheriff despistado y un evangélico sobregirado quieren dar vuelta a un parco chiclayano. Qué nivel.
Voten por quien quieran, limeños, y no se condicionen por las últimas encuestas publicadas, pues sorpresas puede haber. Pero comprometámonos a presionar al próximo alcalde para que participe en el debate por el futuro de Lima que la campaña nos ha escamoteado.
La tinka electoral
Beatriz Boza
Ya no basta con tener agrupaciones políticas inscritas de cobertura nacional sino que se requiere lograr la articulación de lo local y nacional.
Este domingo muchos están apostando a sacarse la tinka electoral, buscando conquistar las preferencias de sus electores. Las elecciones regionales y locales de este domingo cambiarán el mapa electoral del país. Las tendencias reflejadas en encuestas recientes indican que los grandes perdedores serían las tres agrupaciones políticas de cobertura nacional que en abril pasado lograron la más alta votación, y liderando la lista de ganadores estarían los independientes (considerados en términos generales menos corruptos que los políticos de partido) así como los movimientos locales. Esto significaría nuevos rostros, incluyendo posibles líderes cocaleros, y voces más diversificadas y plurales. Basta recordar los debates de los candidatos, que a diferencia de hace cuatro años se han duplicado, siendo solo en Lima más de diez. ¿Es esta tendencia saludable?
Lo anterior se profundiza, algunos incluso dirían que se agrava, tomando en cuenta que, a diferencia de hace cinco años en que el Gobierno Central transfería en total a los gobiernos locales y regionales S/.1.800 millones, el año entrante solamente por concepto de canon y regalías se transferirá más del doble (S/.3.770 millones), habiéndose más que duplicado el total de transferencias desde el 2000. Habrá dinero a nivel local y bastante. ¿Qué está pasando, entonces?
Para algunos, el país se está 'achichando' pues el resultado electoral reflejaría la total desarticulación de una sociedad al borde del colapso, en la que emergen liderazgos que por su carácter separatista y violento buscan anular el papel de los partidos nacionales. Pero otra manera de leer esta realidad es verla como reflejo de una descentralización en marcha, que da cabida a nuevos liderazgos locales con contenidos más cercanos al ciudadano (como es el caso del presupuesto participativo, trámites simplificados, seguridad ciudadana o educación y salud municipales) frente a una población que, cada vez más, demanda cercanía, participación y resultados. Aunque para algunos esta ebullición local quizás sea el gran 'costo' de vivir en democracia, ciertamente es el gran beneficio para la ciudadanía que actualmente tiene más cabida en el sistema y está más involucrada y participa más. De cara al futuro, el reto que ello plantea es triple.
Ya no basta con tener agrupaciones políticas inscritas de cobertura nacional sino que se requiere lograr la articulación de lo local y nacional en términos políticos, económicos y culturales. Ello pasa por entender al otro, por convencernos de no trabajar aisladamente y por creer que solo sumando con el resto lograremos algo. Pasa, entonces, por lograr que los distritos sumen entre sí para mejorar calles, carreteras y canales de riego; porque la provincia lidere las sinergias en su territorio y se articule con otras provincias y, finalmente, porque el gobierno regional haga gala de su denominación y gobierne, es decir, inserte su región en la nación.
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