Hace años se viajaba en el tren que iba rumbo a Quillabamba y se bajaba en la estación de Aguas Calientes, para luego tomar el bus rumbo a Machu Picchu.
Visitarlo nos dejaba impresionados sobre los conocimientos de los Incas en ingeniería, hidráulica, arquitectura, diseño y planificación de una ciudad, en un lugar lleno de vegetación y con pendientes muy pronunciadas.
Han pasado los años y en julio del año pasado volví y encontré una ciudadela llena de turistas nacionales y extranjeros, ya no puedes tomar fotos con la tranquilidad de hace años, se sigue encontrando andenes y cada vez cuesta mas viajar, el tren ya no llega a Quillabamba, los vagones de varias empresas privadas te llevan de Ollantaytambo a Machu Picchu, (La estación de Aguas Calientes), ahora es una cuidad que crecido sin ninguna planificación, nuestros antepasados estarían horrorizados de ver ese desorden de ciudad.
Ahora que se celebra su Centenario, de esta maravilla arquitectónica, que ha podido continuar en pie a pesar del clima y vegetación, todos los años llegan miles de visitantes a disfrutar de esta ciudadela, cuidamos este patrimonio que permite al Cuzco vivir de la industria sin humo que es el turismo.
Es difícil entender por que no se construye el aeropuerto en internacional de Chincheros, el actual esta en medio de la ciudad del Cuzco, no hay vuelos internacionales, cuando se reconstruirá el ferrocarril que llega a Quillabamba, el teleférico, no podemos quedarnos en lo mismo.
Hoy visitar Machu Picchu es una odisea se tiene que madrugar y llegar de noche a la cuidad es un maltrato al turista, deben llegar mejores tiempos para los nuevos visitantes.
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